Andrés
Iniesta y Sergio Ramos, junto con sus compañeros de selección en el encuentro
contra Italia, semifinal Copa de Confederaciones…
Hacer
ésta distinción es por diferenciar dos personalidades tan distintas pero a la
vez tan necesarias y que hacen que hoy el mundo del fútbol este tan de acuerdo
como para aceptar a jugadores de Talento y no solo aquellos que mostraron sus
mejores capacidades físicas.
Sergio
Ramos en toda su plenitud con un desgaste enorme, con esa pasión que le hace
uno de los jugadores con más alto rendimiento del Mundo. Es cierto que mucha de
ésta energía en ocasiones se dispersa, pero el continua y continua
derrochándola con generosidad sin mirar
las consecuencias que ello puede tener
ya que su único objetivo es conseguir la victoria y ayudar a su equipo, a sus
compañeros.
Sergio inexpugnable en su zona de central izquierdo, anticipando, marcando con furia dentro de su zona de influencia, impecable en los saltos de cabeza y manteniendo a raya a los delanteros rivales, impuso ese sello que hace que sus compañeros confíen ciegamente en que cuando llegan a él ya no siguen.
Andrés, tácticamente situado en esa zona de medio campo, banda izquierda preferentemente, realiza un trabajo ofensivo muy importante para el equipo. Su defensa inteligente le permite apoyos de presión, robo de balones y coberturas sin entrar en contactos aunque en ocasiones es inevitable.
Verle
controlar el balón, pensar, decidir, ejecutar en tiempo y espacio, acción
reacción, descargar el peso del cuerpo para con apoyos cortos, precisos,
desequilibrar derecha izquierda con esa
armonía y delicadeza, que parece que para los contrarios es imposible ni
tocarlo, es la belleza, la armonía llevada al extremo.
Jugar
una prorroga y mantener tan alto rendimiento tan solo es posible con capacidades
excepcionales. Sergio Ramos y Andrés Iniesta, que no se parecen en casi nada nos muestran el
equilibrio para compensar las líneas de un equipo y ahí es el entrenador, piedra angular y en nuestra Selección, Vicente del Bosque, el que
sabe evaluar, situar y proteger las individualidades para conseguir que jugadores tan distintos puedan ser a la vez tan compatibles. 




