jueves, 8 de septiembre de 2005

A Modo de Reflexión

Después de muchos años en ésta profesión he llegado a la conclusión de que el talento sin ilusión, sin vocación por jugar en cada partido solo le queda el trabajo. Y muchas veces da la sensación que a pesar de invertir los clubes el máximo, el costo-rendimiento no es demasiado relevante ni estimulante. Es como comer cada día el mejor menú, ya no te motiva, ya no haces demasiado por tenerlo.

Si a todo esto le unimos que cada día los responsables de las exigencias contractuales, llamase empresa, directores técnicos y especialmente entrenadores, callan, otorgan, tapan y no ejercen en muchos casos el papel que les corresponde, pues los jugadores “poco motivados” dan el rendimiento en función de su propia agenda.

Contra Canadá la selección española estuvo en ese nivel “día de trabajo obligado”. Todos reconocen que el partido no era el idóneo, que el importante debía jugarse cuatro días después contra Serbia. Incluso muchos opinan que mejor no hubiera sido programado. El seleccionador reconocía el mal juego, el momento de los jugadores a principios de temporada y todos los tópicos que hay que utilizar para “animar” a unos jugadores que saben, pueden si quieren, mostrar una imagen distinta, al menos en el plano de la actitud.

Llegó el gran día contra Serbia, España pudo y mereció ganar. Sin echar las campanas al vuelo hubo una mejora notable. Se marcó un gol que no está en el guión. Saque de esquina de Xavi, trayectoria corta, la salida de Raúl hacia el interior del campo, el golpeo con la cabeza de espaldas, por donde y como entró. Un “golazo” que Raúl no repetirá igual posiblemente nunca más. Hasta el final de la primera parte se siguió en la mejora pero con una realidad en el balance ofensivo: Que salvo otro golpeo de cabeza de Raúl al palo a centro de Del Horno en un escorzo y desvio, ya no hubo mas acciones claras de peligro.

Los mejores momentos de talento, improvisación, vocación, ilusión se proyectaron desde el comienzo de la segunda parte hasta que Serbia consiguió su gol, producto de errores encadenados, primero Casillas en su salida, después al no despejar en vez de querer retener el balón, la mala cobertura defensiva y la suerte en el desvio de Kezman. Estos pocos minutos, del 46 al 69, fueron realmente muy buenos. Y curiosamente fue cuando se dejó de lado “el guión”, el sistema, se funcionó con los valores que siempre hemos tenido que son de nuevo el talento, la velocidad, la individualidad, la improvisación desde el conocimiento, asumiendo el riesgo que este deporte exige y necesita para convertirse en espectáculo, a pesar de todos aquellos que han manifestado “que el quiera espectáculo se vaya al circo”.

El problema creo no es la clasificación o nó en los dos partidos que restan, el problema es mas de fondo ya que no parece que tenga solución a la vista de donde se dirigen las soluciones.

Algo no debe estar funcionando bien en el fútbol mundial, para que todos los sistemas de juego que se utilizan desde hace unos años, en la formación y desde Pre-Benjamines hasta profesionales sean los mismos. Equipos de clubes o selecciones nacionales, dejan de lado las características individuales y forjan un jugador tipo que se adapte al sistema, con poca vocación deportiva, nula atención en el aprendizaje (sálvese el que pueda), con consejeros familiares y representantes que en vez de ayudarles solo buscan mejoras económicas que una vez conseguidas, encajar sin hacer demasiado ruido en vestuarios de máximo nivel, donde no se valoran en su justa medida las discrepancias, la personalidad, la vocación, la ilusión, las ganas de jugar, de arriesgar, de provocar, para intentar ganar. Dinero, robotización, publicidad y poca dedicación no son los mejores medios para ganar aunque a veces se consiga y la victoria encubra las deficiencias.

España se clasificará o nó, pero seguiremos arrastrando los problemas de fondo y estos no se resolverán con las criticas exageradas, con los entrenadores al uso actual, la broma continua de profesionales de la información que han encontrado en el fútbol “su crónica rosa”, filón incansable para empresarios sin demasiado cariño por un deporte extraordinario, que espero soporte los vaivenes que ésta época está imponiendo.

jueves, 1 de septiembre de 2005

"A Dios rogando y con el mazo dando"

En el campeonato Mundial Juvenil de la FIFA Holanda 2005, en cuartos de final, entre las selecciones de Holanda y Nigeria y después de 120 minutos los goles del nigeriano John Owoer y del holandes Ron Vlaar mostraron un empate en casi todo.

El compromiso inmediato de las penas máximas tuvo por el contrario un lider en el jugador nigeriano Ambruse Vanzekin, portero de la selección nigeriana.

Antes de empezar los lanzamientos mostró claramente un rosario de cuentas nacareadas a sus compañeros, a los que reunió en comunidad y de rodillas en ese circulo rezó, rezaron con humildad y fé. Esta petición de ayuda al supremo hacedor es bastante común en la mayoria de jugadores de todo el mundo cuando se enfrentan a factores que les sobrepasan y que no controlan, aunque no siempre con un resultado favorable.

Después con clara devoción colocó detrás de la porteria elegida para los lanzamientos el rosario con la cruz en dirección al terreno de juego.

Estos preliminares, ejercidos en la vida cotidiana, no tendrian importancia si después no hubiera sido precisamente Ambruse Vanzekin el que después de haber transformado su pena máxima con gran descaro a lo Panenka, realizara la parada de su vida, dejando via libre al autor del gol del triunfo contra Ucrania, Taye Taiwo, para que remachara el penal de la victoria para el equipo africano, que dejó la tanda de penal en 10-9 y el pase a las semifinales.

El lema “A Dios rogando y con el mazo dando” tiene otra vez su mejor ejemplo y expresión para todos aquellos que creemos en que las rogativas tienen que ir además acompañadas con el máximo de nuestro esfuerzo.

Numero de visitas