Discurso de agradecimiento en nombre de los premiados con las Medallas de La Palma 2008 pronunciado, por D. José Luis Romero Robledo
Me han pedido que ponga palabras a este acto y me siento orgulloso de poder hacerlo. Éste es un día grande para mí. Gracias a todos mis paisanos y, sobre todo, a quienes desde el Ayuntamiento me han facilitado el poder estar hoy aquí.
Me gustaría hablar con detalle de las personas y entidades que ahora se premian, pues al hacerlo me he reencontrado con algo de mi pasado, con mucho de mí mismo, pero los años que he tenido que pasar fuera de esta tierra me llevan a dudar de si sabré hacerlo. Así es que, de antemano, pido disculpas por las omisiones o errores que pueda cometer.
Quiero también dar las gracias en el nombre de mis compañeros, y en el mío propio, por habernos distinguido con estas Medallas que, por llevar el escudo de La Palma, significan tanto para nosotros, hijos de esta ciudad donde forjamos nuestros sueños.
Ha recaído sobre mi persona, palmerino viajero, un premio que ya poseen, en la modalidad deportiva, La Palma Club de Fútbol, Miguel Pardeza y el Centro Cultural y Deportivo Siempre Alegres, lo que demuestra la tradición histórica al balompié.
Mi pasión por el fútbol comienza desde muy pequeñito. Recuerdo mis primeros “terrenos de juego”: mi calle del Medio y la calle Nueva, entonces de barro y piedras modeladas por las riadas, ahora de adoquines y casas reformadas en las que seguro que ha tenido un papel relevante los antiguos Terrazos Fernández, TEFESA, Sociedad Anónima, Medalla de La Palma a la Promoción Empresarial 2008. Me acuerdo del proceso de fabricación del mosaico hidráulico en la calle del Pilar, casi recién creada la empresa por D. Miguel Fernández y D. Francisco Martínez, y de cómo los operarios mezclaban las lechadas de colores entre los moldes para conseguir las figuras geométricas o las flores según los gustos de la época. A los cincuenta años de su fundación recibe este merecido galardón, no improvisado, sino como premio a la lucha que mantiene por seguir ocupando uno de los primeros puestos en Andalucía entre las empresas de pavimento de terrazo. Fiel reflejo de la sensibilidad actual, dice mucho de TEFESA que tenga entre sus objetivos la búsqueda del certificado de Medio Ambiente y las apuestas futuras de nuevos mercados para seguir creciendo en la producción. Por todo ello, me congratulo de que la filosofía empresarial de TEFESA siga haciendo honor a su legado fundacional: ser un claro ejemplo del empeño personal en un proyecto empresarial y de vida, ya plenamente consolidado en su segunda generación. Medio siglo después de vuestro nacimiento, mantenéis la misma firmeza que el suelo que pisamos.
Esta firmeza no es comparable al lugar donde aprendí a dar mis primeras patadas a pelotas de trapo y alguna que otra de goma. El corral de Pedro Blas, partidazos, con Antoñito, Juan “El de la Oña”, “El Ocho”, “El Serrani” Feliciano... Voy conociendo campos como “El Barraero”, “El lejío” y calles cercanas al cruce de mi casa. Aquellos partidos se jugaban sin cita previa y conforme aparecía un chiquillo, se incorporaba a un equipo siempre incompleto, acogiéndolo contento de tener a uno más. Mi mayor deseo era que cuando los chicos mayores jugaban, me escogieran para su equipo. Eso me llenaba tanto de orgullo como de golpes y moratones. Jugar con los grandes de 20, 30 y hasta de 40 años... era toda una apuesta que no siempre se ganaba.
De muy joven recuerdo mi trabajo de aprendiz en el Juzgado de Primera Instancia: escribir a máquina, tomar alguna declaración y hacer recados. Era la época del Secretario Don José María Zúñiga, Gertrudis Teba, Ana Galán, Manuel Flores y del juez Don Rafael Gómez Chaparro, quien posteriormente prepararía al opositor Manuel Teba Pinto a la carrera judicial. Más de 5 décadas después, el Ilmo. Sr. D. Manuel Teba Pinto es hoy Medalla de La Palma a la Educación y la Investigación 2008. Un juez, a la manera de un futbolista, es un ser itinerante vocacional, impulsado por los designios profesionales que le toca recorrer. Grazalema, Moguer, Lorca, Lora del Río, Cazalla de la Sierra, Badajoz, Huelva y siempre Sevilla han sido testigos múltiples de su experiencia en la Judicatura. Confieso que quien tiene que juzgar a otros, aún teniendo las tablas de la Ley en sus manos, nunca es infalible. En mi experiencia con los jueces árbitros se ha producido de todo, de ahí que exprese mi admiración y respeto ante la dificultad de juzgar. Si una sentencia conlleva un concienzudo análisis y estudio previos, haber dictado más de veinte mil, supone un derroche de energía física y mental comparable al esfuerzo que se realiza en un partido de la alta competición. Estoy seguro de que su paso por el Comité de Apelación de la Federación Andaluza de Fútbol debió permitirle entender, y descubrir, la dificultad añadida de enjuiciar elementos tan pasionales. Ese mismo entusiasmo que supuso para usted la victoria del Sevilla de sus amores en las copas de la UEFA.
Mi emoción en los días de partido se traducía en ver a los jugadores del equipo de La Palma que se vestían en la taberna “del Cochino”, en una época en que chicos y mayores íbamos a esperarlos en el camino que llegaba a la Zarcilla. Ángel, Cárdenas, Luis, Suárez “El Vieji”, Torres, Pepe “Panete”,Loli, Cristino, Juanito Millán, Osuna, Adoni, Bueno, Muñoz, Antoñi Cabrera… El paso de los jugadores era el gran momento. Entonces los animábamos y corríamos detrás de ellos. Eso despertaba en mí sensaciones que aún conservo. Mi admiración, mi respeto, mi ilusión… se iban fraguando en momentos como esos.
De los 14 a 16 años dejo de practicar el fútbol, trabajo mucho en Industrias Domínguez Gómez, monto en bicicleta, las palmerinas son GUAPÍSIMAS, antes y ahora, toco la bandurria en el Coro de Campanilleros, demasiado y no llego.
Para mí es hoy muy entrañable compartir este día de gloria con el Coro de Campanilleros de Nuestra Señora del Valle, Medalla de La Palma a la Cultura y las Artes 2008. Recuerdo del 15 de agosto de 1959 la salida de la Virgen del Valle mientras tocábamos a pie de la escalera de la iglesia lo que con paciencia nos había enseñado el maestro Gassín. ¡Cuánta emoción y cuánto orgullo! Han sido muchas Noches de la Virgen vividas fuera de casa, y las crónicas de esas horas tan palmerinas siempre llegaban a mis sentimientos a través de las palabras de mi madre. De los tiempos del antiguo Coro de hombres surgido en la década de los 40 hasta nuestros días, los Campanilleros han tenido sus altas y sus bajas, pero de la cantera del 59 la familia de Pepe Villalba ha tenido y tiene figuras que están este Día de San Juan en la memoria de muchos de nosotros. Es de justicia alabar el reconocimiento que el Ayuntamiento de la ciudad otorga a este grupo y a tantos compañeros que han formado parte de él y ya no están.
También me hace muy feliz compartir este día con la Orden Salesiana y los valores que en mí sembraron a través del deporte, como la solidaridad, el compañerismo, el espíritu de equipo, en definitiva…, el esfuerzo. En la adolescencia ellos me acogieron en sus instalaciones, como a tantos chicos, en su labor pedagógica, entrega y de sacrificio, como sucedió en el sesenta y seis con la entrega de la vida de D. Jesús Amarilla para salvar a unos niños en la playa de Mazagón.
Con su filosofía de estar “Siempre Alegres” consiguieron involucrar a jóvenes y menos jóvenes en equipos de fútbol, creando la Liga de los Inter, Twis, Rajamanta, Vercimuelle, Domingo Savio, Calvariense, Loseta ..., Siempre Alegres, que ellos mismo organizaban, y de la que tantos recuerdos he llevado siempre en mi corazón.
La mañana de los domingos era todo un acontecimiento para nosotros; los chicos mayores y pequeños podíamos jugar de forma organizada: horario, árbitros, balones de cuero, porterías con redes, ¡campos pintados…! ¡Todo un paraíso para un joven como yo en aquellos tiempos!
Con la creación de las principales células del colegio, Antiguos Alumnos, El Oratorio Festivo y su hojilla Informativa, la Archicofradía de Maria Auxiliadora, La Rondalla, Los Cooperadores, la Banda de Cornetas y Tambores, integraron a todo el pueblo en la Comunidad Salesiana, Medalla de La Palma a los Valores Humanos 2008.
Durante este tiempo tuve compañeros de equipo y contrarios muy difíciles de superar. No quiero olvidarme en estos momentos de Ignacio “El Canito”, Pablo, Pedro, Feliciano, Francisco, Fonsi, Huelva, Bernabé, Juani el Cristi, Salvador, Montero, Ramirez, Pepe Luis, Reyito, Juani “El Zapi”, Isidro, Juan Manuel, Manoli, Antonio “Marconi”, Periqui, Carolo, Alanis, Joaquín, José, Padilla, El Cisqui; Agustín, Panete, Luis, Alfaro, Lolo, Pepe “El Botones”, Cano, Lagares, Juan Molina, Medrano, Martínez… Una lista interminable de buenos recuerdos, de auténtica pasión por el fútbol.
Las consecuencias: un día, con casi 17 años, el Sevilla Fútbol Club se fija en Juan Molina y en mí. Eso significó un gran acontecimiento personal y a nivel local. Los dos viajamos a la capital hispalense. Juan no se queda porque no quiere, y hoy todavía creo que sigue arrepentido. En cambio, mi trayectoria ese año que juego de Juvenil no fue precisamente brillante y, como tantos otros, “no pasé el corte”.
Y una temporada después vuelvo al Equipo de mi pueblo, La Palma C.F, a pesar de las ofertas que recibí. Mi única condición al quedarme es que si llegara una oferta para jugar en un club de superior categoría me concederían la libertad.
Trabajando con Antonio Carballo, me llega la oportunidad de ir al Villarrobledo, donde meses después se produce mi traspaso al Sabadell en Primera División, lo que supone mi debut en el fútbol profesional. Después ya vinieron el Barcelona, el Español, o el Burgos. Son los clubes en los que jugué como comodín. Menos de portero, ocupé todas las posiciones del campo. Mis entrenadores fueron Pasieguito, Vic Buckinghan, Rinus Michel, José Emilio Santamaría o Lucien Muller, y todos tuvieron una influencia determinante en mi formación como jugador profesional.
Posteriormente, mi carrera como entrenador profesional pasa por el Barcelona, Sabadell, Logroñés, Real Betis, Cádiz C.F. y At. de Madrid, entre otros clubes. Esto me permitió el honor de poder entrenar a jugadores de alta competición, de la talla deportiva de Maradona, Bernardo Schuster, Migueli, Sarabia, Setién y a la vez a jóvenes en su etapa de formación, talentos que no siempre conseguían sus máximas aspiraciones por las lesiones graves, como le ocurrió a nuestro Patri Rubio. Desde este atril me gustaría recomendar a los jóvenes que no descuidaran su formación integral, porque es la base principal para conseguir todos sus objetivos. Estudios y deporte conforman un binomio perfecto.
Entre temporada y temporada, buscaba unos días de vacaciones que siempre fueron reservadas para regresar y estar con mi madre y mi familia en La Palma. Aquí quiero hacer un inciso para explicarles que, por motivos de trabajo, mis padres emigraron a Madrid y la muerte prematura de mi progenitor provocó la vuelta a casa de toda la familia (mi madre y cuatro hermanos). Esta ciudad no fue donde mis ojos vieron mi primera luz, pero cada verano la reencontraba reflejada en los ojos de mi madre, que me hacía retornar a la calle Del Medio.
Y para terminar, este galardón de la Medalla de Plata de La Palma al Deporte 2008 que agradezco en el alma, me gustaría compartirlo con los que se quedaron: mis padres, Francisco Romero y Esperanza Robledo, mis hijos Moisés y Benjamín, mis hermanos, Paco y Manoli Romero, mi familia, mis amigos, y por supuesto con TODOS USTEDES, los palmerinos.
Y por invocación a mi madre, que sé lo que hubiera disfrutado una noche como la de hoy, permitidme que quiera dedicarle este noble galardón, a nuestra patrona la Virgen del Valle, al Corazón de Jesús, a la Virgen del Rocío y a Maria Auxiliadora.
Muchas gracias.
Me han pedido que ponga palabras a este acto y me siento orgulloso de poder hacerlo. Éste es un día grande para mí. Gracias a todos mis paisanos y, sobre todo, a quienes desde el Ayuntamiento me han facilitado el poder estar hoy aquí.
Me gustaría hablar con detalle de las personas y entidades que ahora se premian, pues al hacerlo me he reencontrado con algo de mi pasado, con mucho de mí mismo, pero los años que he tenido que pasar fuera de esta tierra me llevan a dudar de si sabré hacerlo. Así es que, de antemano, pido disculpas por las omisiones o errores que pueda cometer.
Quiero también dar las gracias en el nombre de mis compañeros, y en el mío propio, por habernos distinguido con estas Medallas que, por llevar el escudo de La Palma, significan tanto para nosotros, hijos de esta ciudad donde forjamos nuestros sueños.
Ha recaído sobre mi persona, palmerino viajero, un premio que ya poseen, en la modalidad deportiva, La Palma Club de Fútbol, Miguel Pardeza y el Centro Cultural y Deportivo Siempre Alegres, lo que demuestra la tradición histórica al balompié.
Mi pasión por el fútbol comienza desde muy pequeñito. Recuerdo mis primeros “terrenos de juego”: mi calle del Medio y la calle Nueva, entonces de barro y piedras modeladas por las riadas, ahora de adoquines y casas reformadas en las que seguro que ha tenido un papel relevante los antiguos Terrazos Fernández, TEFESA, Sociedad Anónima, Medalla de La Palma a la Promoción Empresarial 2008. Me acuerdo del proceso de fabricación del mosaico hidráulico en la calle del Pilar, casi recién creada la empresa por D. Miguel Fernández y D. Francisco Martínez, y de cómo los operarios mezclaban las lechadas de colores entre los moldes para conseguir las figuras geométricas o las flores según los gustos de la época. A los cincuenta años de su fundación recibe este merecido galardón, no improvisado, sino como premio a la lucha que mantiene por seguir ocupando uno de los primeros puestos en Andalucía entre las empresas de pavimento de terrazo. Fiel reflejo de la sensibilidad actual, dice mucho de TEFESA que tenga entre sus objetivos la búsqueda del certificado de Medio Ambiente y las apuestas futuras de nuevos mercados para seguir creciendo en la producción. Por todo ello, me congratulo de que la filosofía empresarial de TEFESA siga haciendo honor a su legado fundacional: ser un claro ejemplo del empeño personal en un proyecto empresarial y de vida, ya plenamente consolidado en su segunda generación. Medio siglo después de vuestro nacimiento, mantenéis la misma firmeza que el suelo que pisamos.
Esta firmeza no es comparable al lugar donde aprendí a dar mis primeras patadas a pelotas de trapo y alguna que otra de goma. El corral de Pedro Blas, partidazos, con Antoñito, Juan “El de la Oña”, “El Ocho”, “El Serrani” Feliciano... Voy conociendo campos como “El Barraero”, “El lejío” y calles cercanas al cruce de mi casa. Aquellos partidos se jugaban sin cita previa y conforme aparecía un chiquillo, se incorporaba a un equipo siempre incompleto, acogiéndolo contento de tener a uno más. Mi mayor deseo era que cuando los chicos mayores jugaban, me escogieran para su equipo. Eso me llenaba tanto de orgullo como de golpes y moratones. Jugar con los grandes de 20, 30 y hasta de 40 años... era toda una apuesta que no siempre se ganaba.
De muy joven recuerdo mi trabajo de aprendiz en el Juzgado de Primera Instancia: escribir a máquina, tomar alguna declaración y hacer recados. Era la época del Secretario Don José María Zúñiga, Gertrudis Teba, Ana Galán, Manuel Flores y del juez Don Rafael Gómez Chaparro, quien posteriormente prepararía al opositor Manuel Teba Pinto a la carrera judicial. Más de 5 décadas después, el Ilmo. Sr. D. Manuel Teba Pinto es hoy Medalla de La Palma a la Educación y la Investigación 2008. Un juez, a la manera de un futbolista, es un ser itinerante vocacional, impulsado por los designios profesionales que le toca recorrer. Grazalema, Moguer, Lorca, Lora del Río, Cazalla de la Sierra, Badajoz, Huelva y siempre Sevilla han sido testigos múltiples de su experiencia en la Judicatura. Confieso que quien tiene que juzgar a otros, aún teniendo las tablas de la Ley en sus manos, nunca es infalible. En mi experiencia con los jueces árbitros se ha producido de todo, de ahí que exprese mi admiración y respeto ante la dificultad de juzgar. Si una sentencia conlleva un concienzudo análisis y estudio previos, haber dictado más de veinte mil, supone un derroche de energía física y mental comparable al esfuerzo que se realiza en un partido de la alta competición. Estoy seguro de que su paso por el Comité de Apelación de la Federación Andaluza de Fútbol debió permitirle entender, y descubrir, la dificultad añadida de enjuiciar elementos tan pasionales. Ese mismo entusiasmo que supuso para usted la victoria del Sevilla de sus amores en las copas de la UEFA.
Mi emoción en los días de partido se traducía en ver a los jugadores del equipo de La Palma que se vestían en la taberna “del Cochino”, en una época en que chicos y mayores íbamos a esperarlos en el camino que llegaba a la Zarcilla. Ángel, Cárdenas, Luis, Suárez “El Vieji”, Torres, Pepe “Panete”,Loli, Cristino, Juanito Millán, Osuna, Adoni, Bueno, Muñoz, Antoñi Cabrera… El paso de los jugadores era el gran momento. Entonces los animábamos y corríamos detrás de ellos. Eso despertaba en mí sensaciones que aún conservo. Mi admiración, mi respeto, mi ilusión… se iban fraguando en momentos como esos.
De los 14 a 16 años dejo de practicar el fútbol, trabajo mucho en Industrias Domínguez Gómez, monto en bicicleta, las palmerinas son GUAPÍSIMAS, antes y ahora, toco la bandurria en el Coro de Campanilleros, demasiado y no llego.
Para mí es hoy muy entrañable compartir este día de gloria con el Coro de Campanilleros de Nuestra Señora del Valle, Medalla de La Palma a la Cultura y las Artes 2008. Recuerdo del 15 de agosto de 1959 la salida de la Virgen del Valle mientras tocábamos a pie de la escalera de la iglesia lo que con paciencia nos había enseñado el maestro Gassín. ¡Cuánta emoción y cuánto orgullo! Han sido muchas Noches de la Virgen vividas fuera de casa, y las crónicas de esas horas tan palmerinas siempre llegaban a mis sentimientos a través de las palabras de mi madre. De los tiempos del antiguo Coro de hombres surgido en la década de los 40 hasta nuestros días, los Campanilleros han tenido sus altas y sus bajas, pero de la cantera del 59 la familia de Pepe Villalba ha tenido y tiene figuras que están este Día de San Juan en la memoria de muchos de nosotros. Es de justicia alabar el reconocimiento que el Ayuntamiento de la ciudad otorga a este grupo y a tantos compañeros que han formado parte de él y ya no están.
También me hace muy feliz compartir este día con la Orden Salesiana y los valores que en mí sembraron a través del deporte, como la solidaridad, el compañerismo, el espíritu de equipo, en definitiva…, el esfuerzo. En la adolescencia ellos me acogieron en sus instalaciones, como a tantos chicos, en su labor pedagógica, entrega y de sacrificio, como sucedió en el sesenta y seis con la entrega de la vida de D. Jesús Amarilla para salvar a unos niños en la playa de Mazagón.
Con su filosofía de estar “Siempre Alegres” consiguieron involucrar a jóvenes y menos jóvenes en equipos de fútbol, creando la Liga de los Inter, Twis, Rajamanta, Vercimuelle, Domingo Savio, Calvariense, Loseta ..., Siempre Alegres, que ellos mismo organizaban, y de la que tantos recuerdos he llevado siempre en mi corazón.
La mañana de los domingos era todo un acontecimiento para nosotros; los chicos mayores y pequeños podíamos jugar de forma organizada: horario, árbitros, balones de cuero, porterías con redes, ¡campos pintados…! ¡Todo un paraíso para un joven como yo en aquellos tiempos!
Con la creación de las principales células del colegio, Antiguos Alumnos, El Oratorio Festivo y su hojilla Informativa, la Archicofradía de Maria Auxiliadora, La Rondalla, Los Cooperadores, la Banda de Cornetas y Tambores, integraron a todo el pueblo en la Comunidad Salesiana, Medalla de La Palma a los Valores Humanos 2008.
Durante este tiempo tuve compañeros de equipo y contrarios muy difíciles de superar. No quiero olvidarme en estos momentos de Ignacio “El Canito”, Pablo, Pedro, Feliciano, Francisco, Fonsi, Huelva, Bernabé, Juani el Cristi, Salvador, Montero, Ramirez, Pepe Luis, Reyito, Juani “El Zapi”, Isidro, Juan Manuel, Manoli, Antonio “Marconi”, Periqui, Carolo, Alanis, Joaquín, José, Padilla, El Cisqui; Agustín, Panete, Luis, Alfaro, Lolo, Pepe “El Botones”, Cano, Lagares, Juan Molina, Medrano, Martínez… Una lista interminable de buenos recuerdos, de auténtica pasión por el fútbol.
Las consecuencias: un día, con casi 17 años, el Sevilla Fútbol Club se fija en Juan Molina y en mí. Eso significó un gran acontecimiento personal y a nivel local. Los dos viajamos a la capital hispalense. Juan no se queda porque no quiere, y hoy todavía creo que sigue arrepentido. En cambio, mi trayectoria ese año que juego de Juvenil no fue precisamente brillante y, como tantos otros, “no pasé el corte”.
Y una temporada después vuelvo al Equipo de mi pueblo, La Palma C.F, a pesar de las ofertas que recibí. Mi única condición al quedarme es que si llegara una oferta para jugar en un club de superior categoría me concederían la libertad.
Trabajando con Antonio Carballo, me llega la oportunidad de ir al Villarrobledo, donde meses después se produce mi traspaso al Sabadell en Primera División, lo que supone mi debut en el fútbol profesional. Después ya vinieron el Barcelona, el Español, o el Burgos. Son los clubes en los que jugué como comodín. Menos de portero, ocupé todas las posiciones del campo. Mis entrenadores fueron Pasieguito, Vic Buckinghan, Rinus Michel, José Emilio Santamaría o Lucien Muller, y todos tuvieron una influencia determinante en mi formación como jugador profesional.
Posteriormente, mi carrera como entrenador profesional pasa por el Barcelona, Sabadell, Logroñés, Real Betis, Cádiz C.F. y At. de Madrid, entre otros clubes. Esto me permitió el honor de poder entrenar a jugadores de alta competición, de la talla deportiva de Maradona, Bernardo Schuster, Migueli, Sarabia, Setién y a la vez a jóvenes en su etapa de formación, talentos que no siempre conseguían sus máximas aspiraciones por las lesiones graves, como le ocurrió a nuestro Patri Rubio. Desde este atril me gustaría recomendar a los jóvenes que no descuidaran su formación integral, porque es la base principal para conseguir todos sus objetivos. Estudios y deporte conforman un binomio perfecto.
Entre temporada y temporada, buscaba unos días de vacaciones que siempre fueron reservadas para regresar y estar con mi madre y mi familia en La Palma. Aquí quiero hacer un inciso para explicarles que, por motivos de trabajo, mis padres emigraron a Madrid y la muerte prematura de mi progenitor provocó la vuelta a casa de toda la familia (mi madre y cuatro hermanos). Esta ciudad no fue donde mis ojos vieron mi primera luz, pero cada verano la reencontraba reflejada en los ojos de mi madre, que me hacía retornar a la calle Del Medio.
Y para terminar, este galardón de la Medalla de Plata de La Palma al Deporte 2008 que agradezco en el alma, me gustaría compartirlo con los que se quedaron: mis padres, Francisco Romero y Esperanza Robledo, mis hijos Moisés y Benjamín, mis hermanos, Paco y Manoli Romero, mi familia, mis amigos, y por supuesto con TODOS USTEDES, los palmerinos.
Y por invocación a mi madre, que sé lo que hubiera disfrutado una noche como la de hoy, permitidme que quiera dedicarle este noble galardón, a nuestra patrona la Virgen del Valle, al Corazón de Jesús, a la Virgen del Rocío y a Maria Auxiliadora.
Muchas gracias.