jueves, 1 de septiembre de 2005

"A Dios rogando y con el mazo dando"

En el campeonato Mundial Juvenil de la FIFA Holanda 2005, en cuartos de final, entre las selecciones de Holanda y Nigeria y después de 120 minutos los goles del nigeriano John Owoer y del holandes Ron Vlaar mostraron un empate en casi todo.

El compromiso inmediato de las penas máximas tuvo por el contrario un lider en el jugador nigeriano Ambruse Vanzekin, portero de la selección nigeriana.

Antes de empezar los lanzamientos mostró claramente un rosario de cuentas nacareadas a sus compañeros, a los que reunió en comunidad y de rodillas en ese circulo rezó, rezaron con humildad y fé. Esta petición de ayuda al supremo hacedor es bastante común en la mayoria de jugadores de todo el mundo cuando se enfrentan a factores que les sobrepasan y que no controlan, aunque no siempre con un resultado favorable.

Después con clara devoción colocó detrás de la porteria elegida para los lanzamientos el rosario con la cruz en dirección al terreno de juego.

Estos preliminares, ejercidos en la vida cotidiana, no tendrian importancia si después no hubiera sido precisamente Ambruse Vanzekin el que después de haber transformado su pena máxima con gran descaro a lo Panenka, realizara la parada de su vida, dejando via libre al autor del gol del triunfo contra Ucrania, Taye Taiwo, para que remachara el penal de la victoria para el equipo africano, que dejó la tanda de penal en 10-9 y el pase a las semifinales.

El lema “A Dios rogando y con el mazo dando” tiene otra vez su mejor ejemplo y expresión para todos aquellos que creemos en que las rogativas tienen que ir además acompañadas con el máximo de nuestro esfuerzo.

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